La visita al osteópata

En la primera visita al osteópata, éste recaba información sobre el historial médico del paciente. A continuación, examina la postura que adopta al sentarse, al estar de pie y al andar, así como todas las posturas que adopta el cuerpo durante la vida cotidiana.


La visita seguirá con una exploración en la que el osteópata comprueba con sus manos la rigidez de los músculos, articulaciones y tejido conectivo, intenta descubrir el origen de las molestias.

A veces pide al paciente que realice una serie de movimientos para poner a prueba la movilidad y dar, por fin, con la lesión o el punto débil que habrá que reforzar a partir de ese momento para conseguir el alivio de la dolencia.

En la visita al osteópata descubriremos que cualquier profesional de esta rama está capacitado para llevar a cabo exámenes del sistema circulatorio, locomotor o neurológico, así que no debemos extrañarnos si realiza pruebas de otras partes de cuerpo que no sean músculos o huesos.

Además de tomar la tensión, el osteópata puede pedir radiografías, resonanacias magnéticas o análisis de sangre u orina, todo ello para poder llegar a un diagnóstico más certero y al tratamiento más adecuado.
En realidad, no existe ningún procedimientos terapéutico estándar para una lesión o enfermedad, sino que se adapta a cada caso particular. El osteópata cuenta con un amplio abanico de técnicas con las que trabajar.

Así veremos en la visita al osteópata como recurrirá a la reactivación de músculos y ligamentos mediante masajes, a la ejecución de movimientos rápidos o rítmicos o a los ejercicios de relajación, muy útiles en personas mayores.

A veces el tratamiento osteopático puede ocasionar cierto malestar, pero nunca dolor. Así, tras un par de ssesiones se puede notar una leve rigidez muscular, pero si se aplica calor o un calmante suave ésta desparece de inmediato.

La consulta inicial y el primer tratamiento suelen llevar una hora, y las sesiones posteriores no acostumbran a durar más de media hora, aunque dependerá siempre del especialista que nos esté tratando.

Lo normal es que los primeros síntomas de mejora aparezcan al cabo de tres o más sesiones desde la primera visita al osteópata. Este plazo puede aumentar hasta las seis sesiones en casos más graves.

Algunas personas, incluso, prefieren continuar recibiendo algunas sesiones de forma esporádica como medida preventiva. Además el osteópata suele sugerir otras formas de atacar el problema.

Entre esas otras formas, encontramos la realización de cambios en la alimentación, la aplicación de técnicas de relajación o una serie de tablas de ejercicios que se pueden practicar en casa con el fin de relajar los músculos.

Fuente:http://www.conceptosalud.com/la-visita-al-osteopata/