Implantes inyectables

El paso del tiempo deja efectos bien visibles en el rostro. Los implantes inyectables devuelven a la piel una apariencia de tersura y juventud sin necesidad de incisiones. Sin embargo su efecto es temporal.


A medida que envejecemos, nuestro rostro comienza a mostrar las consecuencias de la gravedad, las exposiciones al sol y los reiterados movimientos de nuestra musculatura mímica facial.

Los tejidos adyacentes que se hallan debajo de la piel tienden a resquebrajarse y empiezan a surgir las arrugas, las patas de gallo o incluso surcos más profundos en aquellas zonas donde existe mayor actividad muscular.
Los implantes inyectables se usan para el relleno de arrugas, surcos y depresiones o simplemente para resaltar estructuras como los labios. En aquellos casos en los que existen múltiples arrugas en una zona o por todo el rostro, el relleno no es suficiente.

Para esos casos se impone una intervención de más alcance como puede ser un resurfacing mediante peelings químicos, dermoabrasión o láser. Tampoco son efectivos estos implantes cuando se trata de profundos surcos nasolabiales o del entrecejo.

En estos casos, la solución más adecuada pasa por la realización de un lifting frontal o facial. Es importante destacar que este tipo de implantes con materiales inyectables no pueden modificar el contorno facial como lo hace la cirugía.

Dentro de los implantes inyectables encontramos los implantes de colágeno. El colágeno comenzó a utilizarse para realizar suturas quirúrgicas, fabricar válvulas cardíacas y también como agente para detener hemorragias.

Posteriormente se investigo el uso de colágeno animal purificado para reemplazar la pérdida de tejidos. Finalmente, y a partir de colágeno bovino purificado, se desarrollaron los colágenos Zyderm y Zyplast.

Estos dos colágenos fueron desarrollados para el relleno de la piel, especialmente de arrugas, líneas y cicatrices de la cara y del cuello. También se desarrollaron para su aplicación en intervenciones de aumento de labios.

El tratamiento basado en implantes inyectables de colágeno comienza después de una prueba de alergia a esta sustancia, que suele realizarse cuatro semanas antes de proceder a la implantación. Se aplica en cualquier zona del antebrazo, creando un pequeño bulto del tamaño de una lenteja.

En el caso de que durante esas cuatro semanas no se produzca ninguna reacción alérgica, se procederá a la implantación. Para ello, después de desinfectar la arruga, se inyecta el colágeno con una aguja finísima por distintos puntos de la línea que forma la propia arruga.

Al acabar el tratamiento puede notarse en el área tratada alguna pequeña molestia al gesticular, pero suele durar menos de una hora. Aunque no es frecuente, a veces aparece una ligera hinchazón y algún hematoma que desaparece pronto.

Fuente:http://bellezaconsejos.com/implantes-inyectables/